En español se traduce como «pensamiento de diseño», pero el design thinking más conocido en su vocablo inglés no es ni mucho menos propiedad exclusiva de los diseñadores.
Grandes innovadores del mundo de la literatura, el arte, la música, la ciencia, la ingeniería y los negocios lo practican, explica la Interaction Design Foundation, la mayor escuela de diseño en línea del mundo.
Las prestigiosas universidades de Stanford y Harvard y el Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) tienen cursos dedicados a esta metodología.
¿Pero en qué consiste, en líneas generales, el design thinking?
«Consiste en mirar el mundo como un diseñador. Y eso significa preguntarte cómo mejorar el mundo desde la perspectiva de un diseñador», explica Sandy Speicher, directora ejecutiva de IDEO, una compañía de diseño global a la que se atribuye la popularización del método.
La empresa -fundada en Palo Alto, California, y con sedes en Europa, Asia y Norteamérica- no inventó el design thiking (ya se había escrito sobre ello en la década de 1960), pero se hizo conocida por practicarlo y aplicarlo a la resolución de problemas desde principios de los 90.
Speicher lleva casi 17 años en IDEO y es la primera mujer que asume el cargo de directora ejecutiva en la compañía.
Es reconocida internacionalmente por su experiencia en el diseño de sistemas a gran escala y en educación, y lideró en Perú la implementación de un sistema escolar partiendo desde cero.
«Podemos usar el design thinking para involucrar a comunidades en diseñar mejores escuelas, mejores hospitales, sistemas de votación… ¡y tantas otras cosas! Especialmente en esta época de pandemia en la que hay tanto por diseñar y reimaginar», dice Speicher.
El design thinking se aplica a muchos sectores, y no es exclusivo de quienes tienen formación en diseño.
Más allá del mundo del diseño
«Se originó con productos, luego se expandió a servicios y después a espacios y sistemas.
Hoy se ha vuelto central en negocios para multitud de aspectos, desde ser más sostenibles hasta implementar una estrategia digital», explica Speicher.
«Cuando aplicas el design thinking a un negocio empieza a cambiar la manera de trabajar», añade la diseñadora.
«Aprendemos a ser más colaborativos, a involucrar a distintas ramas de un equipo o de una empresa».
El design thiking también puede aplicarse a decisiones no empresariales.
«A veces, hacemos ejercicios de grupo en los que usamos el design thinking para desarrollar, por ejemplo, cómo sería una cena perfecta.
Hay preguntas simples y específicas en las que puedes aplicar el design thinking, y otras más grandes y significativas», dice Speicher.
Saúl Loriente Rodríguez, fundador y director de Design Thiking España -una empresa especializada en pensamiento de diseño, cuya web es la página en español con más información sobre design thinking- está de acuerdo.
Loriente, quien empezó su carrera como creativo publicitario y ahora se dedica a la estrategia de marcas, define el design thinking como una «metodología de innovación centrada en la creación de soluciones».
«En un proceso de design thinking partes de un problema -al que llamamos reto- y tienes que encontrar una solución.
Y podemos estar hablando de cualquier tipo de producto o servicio, desde una mejora en un sistema de autos compartidos hasta un viaje en familia», añade Loriente.
Lo más importante, dice el especialista, es que tengas en cuenta a las personas a las que afecta ese problema (y para quienes vas a diseñar una solución).
Una pregunta vital: ¿para quién diseñas?
«Una cuestión muy importante del design thinking es que siempre ponemos en el centro a las personas, a los usuarios.
Es vital entender al usuario para quien diseñas, generar soluciones a sus problemas o necesidades e implementarlas», le explica Loriente a BBC Mundo.
«La idea es encontrar una solución rápida y económica que puedas mostrar al usuario, y que luego, a través de su feedback, obtener pistas para que tú vayas sabiendo si vas por buen camino (a eso lo llamamos prototipado)», resume Loriente.
«Esto supone que cuando diseñas soluciones no lo haces pensando en intuiciones o en tus propias ideas, sino que observas e investigas a las personas para quienes vas a diseñar», dice Loriente. Speicher añade que es vital preguntarnos no solo para quién estamos diseñando, sino con quién estamos diseñando, «e incluir a esa persona (o personas) en el proceso de diseño».
El proceso creativo: imagina posibilidades
«A menudo se habla del design thinking como un proceso, que siempre empieza con una cuestión que hay que resolver», dice Speicher.
«A todos nos educaron con diferentes clases de ciencias. Aprendimos una forma de pensar científica, que es el método científico: a examinar el mundo, a analizarlo, a elaborar hipótesis.
Es un proceso básico que también existe en el diseño y que comienza con una pregunta: ¿Qué puedes hacer mejor y cómo entender mejor lo que la gente experimenta y necesita?».
«Sintetizamos todo eso en posibilidades imaginarias: ¿y si el mundo se viera así? ¿y si este producto fuera así? ¿y si un servicio fuera de esta otra manera? Como parte de ese proceso, probamos las ideas con la gente, y luego hacemos iteraciones», explica Speicher.
Luego, dice Speicher, buscamos la inspiración abarcando todos los ángulos de la pregunta, fijándonos en cómo se abordó antes y escuchando a la persona para quien diseñamos.
«En esencia, es un proceso muy colaborativo que implica comprender a las personas, imaginar nuevas posibilidades, probar y aprender cosas, recibir feedback y repetir constantemente», señala la diseñadora.
En muchas webs especializadas en design thinking se habla de un proceso de cuatro, cinco, seis y hasta 10 pasos distintos.
El primero suele basarse en la empatía, dice Speicher, «porque es vital escuchar y comprender para hacerse la pregunta adecuada y buscar inspiración».
Pero la directiva de IDEO subraya que no siempre es necesario seguir una estructura lineal. No obstante, si quieres tener una referencia, puedes seguir este esquema:
(EMPATIZA) Formula una pregunta: piensa en para quién diseñas.
(DEFINE) Busca inspiración: sal al mundo a buscar inspiración, observa, descubre.
(IDEA) Genera ideas: usa la inspiración más allá de lo obvio para encontrar soluciones nuevas.
(PROTOTIPA) Haz que las ideas sean tangibles: crea prototipos preliminares y descubre qué funciona y qué no.
(PRUEBA) Prueba y error: pon a prueba tus prototipos, itera (repite teniendo en cuenta el feedback).
Comparte la historia: una vez que encuentres la solución adecuada, elabora y comparte la historia para presentarla a tus colegas y clientes.
«Podemos usar estos pasos para estructurar nuestros pensamientos, pero debemos recordar que no estamos limitados a esa secuencia».
«Siempre estamos escuchando, aprendiendo, creando, iterando e imaginando. Todas esas capacidades entran en juego todo el tiempo», agrega Speicher.